Hoy hace un ciclo lunar de aquella noche. Volvía a casa tras mi primera ceremonia en Avalon, asimilando y reflexionando sobre mis primeras impresiones sobre esta tierra sagrada cuando, de pronto, la vi. Ahí estaba la Luna, asomando entre las nubes que durante todo el día habían cubierto el cielo, pero que ahora dejaban paso al astro lunar, el cual esbozaba sobre el firmamento los últimos minutos de un eclipse.
Y justo en ese momento decidí que debía subir al Tor, esa colina cuya silueta se dibujaba sobre un cielo ahora cuajado de estrellas. Fue todo un peregrinaje interior, el primero de los muchos que tuve durante mi estancia en Avalon, que me hizo plantearme algunos aspectos de mi camino espiritual y cómo debía enfocarlos para hacerlo completamente mío. Ascender por una colina iluminado únicamente por la luz de la Luna llena me hizo sentir muy pequeñito y me llevó a preguntarme cuántas personas antes que yo habrían caminado por esas tierras, qué las habría traído hasta aquí y cómo las energías del lugar habrían transformado sus vidas. Desde aquella noche, la Luna ha cambiado, menguando progresivamente hasta desaparecer y posteriormente creciendo hasta volver a estar llena como en aquel momento. De alguna forma, siento que yo también he cambiado y no puedo hacer más que expresar gratitud por todo lo que he recibido y por todo lo que, sin duda, está por venir.
Hay muchas cosas que me han marcado y estoy eternamente agradecido por ellas. Visité el White Spring y viajé hasta lo más profundo de mi ser al mojarme con sus aguas y meditar entre sus altares. Aprendí la historia del Chalice Well escuchando el murmullo del agua al caer y encontré algunos lugares muy especiales que me hicieron sentirme unido a estas tierras mientras paseaba por sus jardines. Charlé con Sacerdotes de Avalon en lugares increíbles y escuché sus historias llenas de magia y transformación mientras se les dibujaba una sonrisa en el rostro al recordarlas. Fluí con las energías de la Doncella de la Luna a lo largo de varios días en un viaje lleno de agradables sorpresas en el camino espiritual que siempre guardaré en mi corazón. Bailé cuando jamás pensé que lo haría, ¡y además varias veces! En un taller de danza sagrada, alrededor de una hoguera, en una gala de máscaras y en muchos otros momentos muy especiales. Me dejé abrazar por las brumas de Avalon, que descendieron por las colinas un par de noches hasta cubrirnos por completo para hechizarnos con sus misterios. Conocí a gente con la que solo había tratado virtualmente y pude disfrutar de su presencia, pero también me llevé la grata sorpresa de conocer a personas maravillosas con las que compartir momentos entrañables en la Conferencia de la Diosa. Sentí la llamada del lugar y me dejé llevar entre el sinfín de señales disfrazadas de casualidades mientras me reía al darme cuenta de lo clara y directa que es Ella en ciertas ocasiones. Asistí a talleres que me hicieron plantearme muchas cosas que yo consideraba como pilares estables de mi vida y disfruté de rituales que me tocaron muy adentro. Percibí las conexiones que nos unían a todas las personas que allí estábamos, llegando a la conclusión de que hay muchísimas cosas que nos unen y que no merece la pena perder el tiempo analizando lo que nos separa. Disfruté de una fantástica lluvia de estrellas en lo alto del Tor una noche sin Luna en estupenda compañía. Aprendí a escuchar a mi corazón, a esa voz interior en la que a veces me cuesta confiar por miedo a salir de mi zona de confort, pero que sin duda me lleva por el camino correcto. Pude mirar por primera vez a la Diosa a los ojos a través de una de sus sacerdotisas mientras sentía cómo Ella estaba tocando y llenando mi vida. Finalmente, ciertas personas se hicieron un hueco en mi familia del alma, esa familia elegida en cuyos miembros me veo reflejado y con quienes tengo una relación muy especial. Todas ellas son maravillosas personas cuyas acciones y pensamientos me inspiran y me iluminan el camino con su luz cuando la oscuridad acecha.
Hay sucesos que marcan un antes y un después en tu vida y que revolucionan cada rincón de tu ser, abriéndote a nuevas perspectivas y ampliando tus horizontes. Sin duda, esta estancia en Avalon ha sido uno de ellos. Después de todo esto, nada será igual y doy las gracias por ello.
Sweet surrender, enjoy the ride & shine your light...
Nuhmen Delos ~
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