La paradoja del aprendizaje espiritual

Como muchos sabéis, soy mentor en el Santuario de Anubis de la Tradición Correlliana e imparto clases de Primer Grado de Wicca, lo cual me hace responsable de la formación de un grupo de alumnos del cual estoy muy orgulloso.

La otra noche, uno de ellos me escribió para consultarme unas dudas. Aunque era algo tarde para mí y estaba muerto tras un día agotador, el entusiasmo de este alumno y mi pasión por la enseñanza vencieron al sueño y me animé a charlar un rato con él. Como es normal, un tema lleva a otro y pasamos del trabajo con ciertos circuitos energéticos al Reiki y su funcionamiento, momento a partir del cual se invirtieron los roles y él pasó a responder mis preguntas, puesto que sabe muchísimo más que yo al respecto, y me estuvo explicando con detalle algunos aspectos que yo desconocía por completo. Esto me hizo pensar y llegar a la reflexión que ahora mismo tú, querido visitante de este blog, estás leyendo.

Si bien en la vida todos somos eternos aprendices y maestros en muchos aspectos, en el camino espiritual esto se acentúa muchísimo más. Y encuentro esto especialmente interesante, porque nos sitúa a todos a un mismo nivel, siempre que ambas partes abracen el aprendizaje desde la humildad, la sinceridad y el respeto. Dentro del paganismo, cada uno tiene sus propias líneas de investigación, por lo que dentro de un mismo grupo pueden encontrarse excelentes sanadores, expertos en el cultivo y uso de plantas, astrólogos de precisión milimétrica y cartomantes capaces de desentrañar los misterios más profundos a través de una simple tirada de cartas.

Así, mientras un profesor de instituto siempre estará situado varios escalones por encima de sus alumnos, construyendo una barrera invisible entre ambos y propiciando un proceso de enseñanza-aprendizaje unidireccional, aquellas personas que actuamos como mentores, cabezas o líderes de un determinado coven o grupo con creencias y prácticas comunes nos situamos al mismo nivel que aquellas personas que tenemos a nuestro cargo y de cuyo aprendizaje somos responsables. 

Y aún más: sin darnos cuenta, el rol de maestro y alumno está continuamente intercambiándose y enriqueciendo a ambas partes, como pude comprobar la otra noche. Mientras yo repasaba conceptos acerca de circuitos energéticos al contestar sus preguntas, este chico estaba resolviendo sus dudas y asentando los conocimientos que estaba estudiando. Diez minutos después, era yo el que integraba lo que él me explicaba con lo que yo ya sabía. 

Sin darnos cuenta, y sin decir ninguno nada, habíamos intercambiado los roles en un ambiente de charla distendida en una cálida noche de verano, aumentando nuestros conocimientos y disfrutando de una interesante conversación. ¿No es esto algo maravilloso?

Nuhmen Delos.

2 comentarios:

  1. ¡Maravilloso!

    Así es, a veces, ese intercambio resulta enriquecedor... Sobre todo cuando el Maestro tiene la suficiente calidad, calidez humana y humildad... ambas te honran a ti.

    Gracias por compartir y por tu bella alma.

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  2. ¡Muchas gracias por compartir esta experiencia y valiosa reflexión!

    Hace dos días estaba escuchando a Carmen Paz en su conferencia "El Manejo de la Energía de un Grupo, para el Aprendizaje", y ella mencionaba algo muy hermoso y cierto que a mí me ayuda siempre a no perder piso, y la comparto aquí aprovechando que estamos reflexionando sobre el Aprendizaje Espiritual:

    "Equivocación #1

    Olvidar que SOMOS FACILITADORES de conocimientos para el Aprendizaje, pero la capacidad de APRENDER es Personal y Voluntaria.

    Cuando olvidamos esto, podemos asumir una responsabilidad que no nos corresponde".

    Y esto pues se complementa perfecto con tu reflexión, Nuhmen, pues en el relato podemos comprobar perfectamente cómo ambos, Mentor y Alumno, estaban genuina y personalmente interesados en ejercer su Voluntad para compartir.

    ¡Más alumnos como esos! ¡Y más Mentores como tú!

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