Uno de los regalos del Reiki

Ayer pasé el día con varios amigos paganos, a los cuales tengo muchísimo cariño, porque de alguna forma u otra están bastante ligados a mi camino espiritual, además de ser maravillosas personas con las que me lo paso de escándalo cada vez que nos vemos.

Entre muchos de los temas que tratamos ayer, surgió el de la sanación. Una cosa llevó a la otra y terminamos haciendo un testeo energético a uno de mis amigos, que además el alumno mío. Tras analizar su cuerpo a nivel energético y determinar qué áreas debían trabajarse para armonizar todo sus sistema de chakras, me animé a darle una sesión de Reiki. Entre los que estábamos ayer reunidos, se encontraba una de mis maestras de Reiki, por lo que tras un pequeño debate acerca de cómo enfocar la sesión, me puse manos a la obra.

Hay algo muy especial en la sanación y para mi es algo tan íntimo que no hago un tratamiento de Reiki en persona a cualquiera. Para mí, uno de los regalos del Reiki es que permite conectar las energías del practicante y el paciente de una forma muy peculiar, lo cual puede derivar en experiencias especialmente interesantes. Ayer fue la primera vez que trabajé sobre una zona concreta, en lugar de enviar Reiki a todo el cuerpo, y la verdad es que de esta sesión aprendí mucho más de lo que algunos manuales y cursos me han enseñado.

Podría extenderme contando mil cosas, pero creo que la conclusión es mucho más importante que los detalles y que ésta puede ser extrapolada a la práctica personal de cada uno. Y es que hay mucho más allá de lo establecido, de las posturas de las manos y de los consejos para tratar cada zona. Hay muchísimo más. Durante una sesión de Reiki estás enviando la energía a tus manos desde el chakra corazón y, estando éste en funcionamiento, pienso que lo importante al sanar no es sólo verter un torrente de Reiki o cualquier otra energía sobre la zona a tratar, sino hacerlo con amor. Con esto me refiero al amor incondicional por los demás, característica principal de este chakra. Cuando uno está sanando a otra persona, ya sea a nivel físico, mental o energético, es porque tiene el deseo de mejorar la vida de ésta, de restablecer su equilibrio interno, de armonizar todo su cuerpo... y para esto, además de técnica y conocimiento, también hace falta ponerle sentimiento.

Por ello, me gustaría dar las gracias a un buen amigo, por confiar en mí y ponerse en mis manos para esta sesión que tanto me ha enseñado; y a una buena amiga por enseñarme muchas de las cosas que ayer puse en práctica, además de por sus rakus tan fulminantes como útiles e inesperados. Gracias al Universo por esta lección tan valiosa para mi y que ahora comparto con todos vosotros.

Nuhmen Delos.


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